La confianza en que ingerir ciertos microorganismos vivos mejora la salud no es nueva. Ya en el Japón de los años treinta el biólogo Minoru Shirota aisló y cultivó una bacteria láctica para emplearla en una bebida contra las infecciones intestinales. Fue el punto de partida de una industria, la de los probióticos
La importancia cada vez mayor que la medicina atribuye a la prevención, junto con potentes campañas de marketing y una oferta ampliada explican que tanto estos microbios como los prebióticos, las fibras de las que se alimentan, experimenten una tendencia al alza. Así como los probióticos que ayudan a reducir la grasa visceral, como Microbiot Fit.
Las soluciones para el sistema digestivo lideran el mercado, pero, como señala Guillermo Álvarez, presidente de la Sociedad Española de Probióticos y Prebióticos, “eso es algo que está cambiando”. “Cada vez hay más productos ginecológicos o para el aparato respiratorio”, apunta, y añade que aparecerán fórmulas, actualmente en desarrollo, para combatir la obesidad, el alzhéimer o el autismo.
En cuanto a la cantidad adecuada de consumo, varía según la población de la que hablemos —adultos, niños, embarazadas…—, pero, en líneas generales, es superior a mil millones de microorganismos por unidad de consumo. «La cantidad de probióticos se expresa en unidades formadoras de colonias (UFC), que es una indicación del número de organismos vivos presentes. Aunque puede haber una cierta variación, el promedio requerido es de más de mil millones de microorganismos por unidad de consumo, ya sea un vial, una cápsula o un alimento», indica Bach.
Respecto a los posibles efectos adversos en caso de que no sigamos las indicaciones de consumo, hasta la fecha no se han descrito. «En principio no hay riesgos, puesto que los microorganismos probióticos que se seleccionan no tienen capacidad patógena para nuestro organismo. No obstante, en temas de salud siempre es importante ceñirse a las indicaciones de consumo, así como vigilar y tener precaución, por ejemplo, en el caso de individuos con problemas de inmunodepresión importante», explica Massip-Salcedo.